El error más común al alimentar a un niño y cómo evitarlo
Me estaba acordando la primera vez que mi hija se enfermó y no quería comer nada. Yo sabía que no tenía hambre y que no quería tragar nada porque le dolía la garganta. Pero aun así, tuve que hacer un esfuerzo grande para aguantarme y no obligarla a comer. Me acuerdo que pasaban las horas, yo le ofrecía otra cosa de comer, y seguía diciendo que no. Al final del día estaba super angustiada porque no había comido nada. Claro, si lo pensaba lógicamente, sabía que no iba a pasar nada. En un día no se puede desnutrir un niño. ¡Pero qué ganas de obligarla a comer!
Esa noche me quedé pensando en lo que pasa cuando alguien te obliga a hacer algo que no quieres. Tal vez es algo sencillo como lavarte los dientes. Tal vez es algo que debería ser placentero, como comer o ir a una fiesta. Pero si no quieres hacerlo y te obligan terminas odiándolo.
Cierra los ojos un instante y trata de acordarte: ¿qué te obligaron a hacer de chica/o que tú no querías? ¿Cómo te sientes ahora de esa situación? ¿Qué habría pasado si no te hubieran obligado?
Ahora piensa en todas las veces que tú has obligado a tu hija/o. Puede ser que la/o hayas obligado de manera divertida (con juegos, premios, canciones, distracciones, la TV o hasta el avioncito). También puede ser que la/o hayas obligado con otros métodos (chantajes, castigos, regaños, comparaciones con otros niños, condicionarle el postre, etc.). Todo esto es obligar. CUALQUIER ACCIÓN que haga que tu hija/o coma más de lo que comería normalmente es obligar.
Tal vez crees que no pasa nada porque lo haces divertido. Tal vez crees que obligarla/o es la única manera de que coma y que si no lo haces, tu hija/o se moriría de hambre. Tal vez crees que así se debe hacer. No te sientas mal. Todas las mamás y papás que han tomado mi Taller Alimentación Plena en Familia han obligado de una u otra manera a sus hijos. Y también es verdad que todas las mamás queremos darles lo mejor a nuestros hijos, que sean felices y estén sanos. El problema es que a veces no sabemos cómo hacerlo de otra forma.
Para resolver el dilema de cómo no obligar a tu hija/o a comer, te presento a Ellyn Satter, nutrióloga y terapeuta familiar, y una eminencia a nivel internacional en el tema de la alimentación en familia. Ellyn dice: “Los niños tienen una habilidad natural para comer. Ellos comen tanto como necesitan, crecen en la forma que es correcta para ellos, y aprenden a comer la comida o alimentos que sus padres comen. Paso por paso a través de los años al ir creciendo, ellos mejoran su habilidad natural y se vuelven competentes al comer. Los padres los dejan aprender y crecer al comer al seguir la División de la Responsabilidad al Alimentar.”
Para esto Ellyn propone la División de la Responsabilidad al Alimentar. En pocas palabras, los papás somos responsables del qué, y los hijos son responsables del cuánto. Es decir, mamá y papá son responsables de elegir y preparar los alimentos, y de proveer un ambiente agradable para comer. La niña o niño es responsable de decidir cuánto comer de cada cosa, si es que decide comer.
Se oye simple, ¿no? Pero si tienes hijos sabes que llevarlo a la práctica resulta un poco más complicado. Por eso te invito a que te inscribas a mi Taller de Alimentación Plena en Familia. En el Taller hablamos de esto, y también platicamos sobre las situaciones específicas que tiene cada quien en casa para encontrar una manera en que todos estemos felices y satisfechos.
Quiero hacer una aclaración. Aunque la División de la Responsabilidad al Alimentar es un gran manual y da una pauta clara y sencilla sobre el rumbo que deben tomar nuestras acciones, no estoy de acuerdo en todos los puntos del documento. Yo no creo que tener reglas que no permitan excepciones sea una buena idea. Si algo he aprendido en estos años de ser mamá es que todo funciona mejor con un poco de flexibilidad.
Pero la única manera de saber cómo funciona esto es aplicándolo. No tengas miedo. Si has estado obligando a tu hija/o durante mucho tiempo, puede ser que al principio no coma nada. Poco a poco van recuperando la confianza y muy pronto empiezan a decidir de manera intuitiva cuánto comer. En mi experiencia, le toma mucho más tiempo a los papás dejar de obligar que lo que le toma a los hijos aceptar y agradecer esta manera de comer.
¿Te quieres animar? Hazlo y me cuentas en los comentarios cómo te fue.
Categorías: Crianza, Familia, Hábitos, Mindful eating, Mindful parenting, Mindfulness, Niños, Nutrición, Salud en todas las Tallas
Escrito por Guadalupe Rozada
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