El secreto para crear hábitos que duren todo el año (y toda la vida)
Ahora que se acerca diciembre mucha gente hace un recuento de su año. ¿Cuántas veces has prometido hacer cambios y a mitad de año ya se te olvidaron? ¿Cuántos hábitos has intentado establecer y después de algunas semanas los dejas de hacer?
Hagamos un experimento: acuérdate del 31 de diciembre del año pasado. ¿Dónde estabas? ¿Con quién lo pasaste? Ahora acuérdate qué deseos pediste mientras sonaban las doce campanadas. No necesitas recordar con todo el detalle, lo importante es tratar de recordar si tenías alguna intención para este año. Si no pediste ningún deseo, tal vez puedes acordarte si en enero prometiste algo o te pusiste una meta a cumplir: inscribirte al gimnasio, correr un maratón, comer mejor, beber más agua, trabajar más (o menos), conseguir pareja, etc.
Casi todo el mundo tiene alguna intención de cambio al iniciar el año. Pero casi nadie las cumple. ¿Por qué crees que pasa? Detente a pensar un minuto antes de seguir leyendo y piensa, en tu caso específico, ¿por qué crees que no lograste lo que querías?
Gracias por detenerte a pensar. Seguramente ya tienes una lista de excusas bastante grande. Tíralas la basura, todas son excusas. La respuesta no está ahí. La verdadera razón por la que no lograste cumplir tus metas fue porque las diseñaste mal.
Me imagino que algunas de tus respuestas mentales fueron: no tengo suficiente fuerza de voluntad, no tengo tiempo, es muy difícil. Falso, falso, falsísimo. Esa no es la razón. Ya hay muchos estudios de investigación que han demostrado que para hacer cambios a largo plazo, la fuerza de voluntad no sirve para nada. Te puede servir si necesitas echarte una semana sin dormir preparándote para un examen, o si necesitas dejar los alimentos irritantes durante algunas semanas para mejorar tu colitis. En ese caso la fuerza de voluntad es muy útil. Te ayuda a hacer algo que requiere de un gran esfuerzo durante un lapso CORTO de tiempo.
Pero si lo que quieres es hacer cambios significativos a LARGO plazo, y que tengan una repercusión real en el curso de tu vida, la fuerza de voluntad no te va a servir. Lo que necesitas es establecer hábitos que repitas TODOS los días de tu vida. ¿Y sabes cuál es la característica indispensable para empezar a establecer un hábito? Debe ser pequeño y fácil de hacer, no puede durar más de 30 segundos.
– ¿Cómo? – me preguntan mis pacientes. – Pero si yo quiero correr un maratón, leer un libro a la semana, comer 5 frutas y verduras al día, dormir 8 horas…. Nada de esto toma menos de 30 segundos.
-Calma, todas las grandes metas deben empezar con un primer paso. Lo difícil es hacer que el cambio se vuelva automático en ti, que lo repitas diario sin ningún esfuerzo. Ya que lo haces sin tener que pensarlo, podemos empezar a aumentar el tiempo. Y créeme, será tan fácil que no te va a costar trabajo.
Piensa de nuevo en un cambio que quieras empezar. Por favor no sueñes con tener un cuerpo de revista, la cocina 100% recogida ni el sueldo del director de Google. No te pongas metas complicadísimas ni esperes la perfección. Elige algo sencillo, que no te cueste y que te haga sentir más feliz de inmediato. Te doy algunos ejemplos para inspirarte:
- Al despertar pensaré que soy muy afortunada por tener un día más de vida.
- Al abrir la puerta de mi casa, voy a hacer dos respiraciones profundas.
- Al probar el primer bocado de mi comida voy a poner toda mi atención para poder saborear y disfrutar sin prisa.
¿Qué tal? Se oye fácil ¿verdad? ¿Qué hábito te gustaría adoptar hoy? Rápido, escríbelo en los comentarios antes de que se te olvide.
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Categorías: Adultos, Hábitos, Mindful eating, Mindfulness
Escrito por Guadalupe Rozada
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