Limpieza de casa, de clóset y de mente

Demasiados regalosHace 8 años me iba a casar. Una de las cosas que más ilusión me hacía era ir a cierta tienda departamental y abrir una mesa de regalos. Un sueño hecho realidad: ir por toda la tienda agregando cosas a la lista. ¡Cómo ir de compras sin tener que pagar! Divino.

Me casé y viví feliz para siempre con mis regalos. (Jajajaja)

Pasaron 8 años y es hora de mudarnos de departamento. Hace unos días empecé a hacer limpieza. Sólo me quiero llevar lo indispensable, lo que me gusta y uso constantemente. ¿Y mi juego de 12 copas para vino tinto y 12 para vino blanco? Adivinaste: no viene. Tampoco viene el florero precioso al que se le caen las flores, la finísima jarra para el café que chorrea, las 12 tacitas para espresso, y demás cosas preciosas de la mesa de regalos.

Como toda novia acelerada, me aloqué y pedí cosas que alguien más me recomendó comprar. Nunca me detuve a pensar qué quería yo en realidad.

Y ahora que estoy limpiando, veo que así decido otras cosas también, como mi ropa o mi comida. Por ejemplo:

Ropa: me fui a comprar unos jeans embarrados sólo porque todo el mundo los usa. Desde que me los probé me sentí incómoda y muy apretada (¿no será que la señorita me dio otra talla? No, esto es mi talla. Ay diosmio. ¿Cómo voy a caminar con esto?). Los compré. ¿Cuál es su destino? Se quedan.

Comida: tengo una mente muy creativa a la que le gusta opinar sobre mi comida. No le importa si el cuerpo tiene hambre o no, ella quiere mandar. Si no estoy atenta, se pone dictadora y usa información parcialmente cierta para convencerme de comer (o no comer) algo. Los trucos de esta temporada incluyen:

  • temas de salud (“es bueno para ti”, “es saludable”, “te va a caer bien”, “lo necesitas”,)
  • temas de practicidad y ahorro de tiempo (“para que al rato no tengas hambre”, “ ándale, ya casi te lo terminas”, “para que no se desperdicie”, “ni modo que lo tires”, “te va a dar hambre muy rápido si no comes más”),
  • ejemplo para mi hija (“si te ve comerlo ella lo va a querer probar”, “sólo en casa conocerá estos alimentos”, “a esta edad aprenden todo”),
  • o la voz restrictiva (“ya es demasiado”, “no más de 2 galletas”, “a este ritmo vas a engordar”, etc.)

¿Destino de estos pensamientos?

Claro… quisiera que estos hábitos mentales fueran tan fáciles de donar o regalar como otras cosas. Lástima que llevo unos treinta y tantos años practicándolos. Pero tengo a mi aliada infalible: la atención plena (mindfulness). Cada vez que pongo atención, cacho a la mente-con-dietitis creativa queriendo dirigir mi alimentación. Como novia seleccionando su mesa de regalos, se aloca y quiere todo. Ni pregunta.

Así que me detengo, respiro, le doy las gracias por preocuparse por mí y luego me pregunto qué quiero en realidad. ¿Comer más? ¿De esto? ¿De aquello? ¿Agua? ¿Una pausa? ¿Terminar?

El simple hecho de parar un momento antes de comerme otro bocado, atender a la mente y al resto del cuerpo, y decidir conscientemente qué quiero me ha hecho más feliz. Son unos mili-segundos dedicados sólo a mí y a mi propio cuidado, un tema tan olvidado cuando se tienen hijos pequeños.

Así que estoy en época de limpieza. De casa, de clóset, de mente. No más adquisiciones inconscientes. ¿Te gusta el plan? ¿Por qué no lo intentas y me cuentas cómo te fue? Te aseguro que descubrirás cosas maravillosas.

 


Categorías: , , , , , ,

Escrito por Guadalupe Rozada


Comments are closed here.