Nuestra tradición en los cumpleaños

pastel cumpleañosEsta semana es mi cumpleaños. Mi mamá solía hacer un conteo la semana antes mi cumpleaños: “es tu último lunes de x años… tu último martes, tu último miércoles”. También hacía un recuento de las cosas que habían pasado en ese año, las cosas importantes, los logros, las tristezas, los recuerdos… Creo que era una gran costumbre que me gustaría seguir repitiendo.

Así que, haciendo lo que hasta hace 1 minuto me parecía penoso y ridículo, me voy a poner personal. Ni modo. Llegando a esta edad se permite. 😉 Te invito a que me acompañes en el recuento de este año que está por cerrarse.

Hace un año fue mi cumpleaños. Estuve un poco triste. Eran mis últimos días de mamá de tiempo completo, mi hija iba a entrar al colegio en las siguientes semanas y estaba con emociones encontradas. Me emocionaba muchísimo tener unas horas al día para dedicarme al consultorio, a la construcción de Alimentación Plena, y para “tener tiempo para mí” (¡Oh ilusa!). También estaba preocupada con el proceso: nunca antes había dejado a la Burbuja tanto tiempo y ella no conocía a sus maestras así que tendríamos llanto y sufrimiento seguro.

La Burbuja entró a la guardería. Sin entrar en detalles, fue espantoso. Meterla a ese lugar fue un error, pero no lo supe hasta que ocurrió. A los 4 días la saqué de ahí. Como todas las cosas suceden cuando deben suceder, encontramos una escuela preciosa al día siguiente y la inscribimos. A partir de ahí, todo fluyó y ella estuvo feliz. ¡Tiempo libreeeeee!

Hasta que la Burbuja se enfermó. Bienvenida al colegio, aquí está tu primera gripa. Después de varias semanas encerradas en casa cuidándonos y acompañándonos, se dejó de enfermar. Volvimos a la rutina unas semanas.

Después llegó diciembre, las fiestas, las posadas y la visita de mi hermano y su familia de Canadá. Hacía mucho tiempo que no estábamos todos juntos. De pronto éramos 2 abuelos, 4 hijos con parejas y 4 bebés = caos absoluto. Nos divertimos muchísimo. El invierno estuvo helado pero mi corazón estaba feliz.

Terminaron las vacaciones y el trabajo empezó a llegar. Los talleres se empezaron a llenar, tenía las mañanas casi llenas entre pacientes en el consultorio y online. Me sentía ilusionada. Decidí aprender sobre páginas web, marketing digital y SEO y me sentí confiada en que podría escribir y publicar todas las semanas. No importaba que nadie leyera, yo escribiría. Algún día a alguien le iba a gustar.

Me volví muy eficiente con todo lo que había que hacer para lograr tener la mayor cantidad de tiempo disponible para Alimentación Plena. Cocinaba los lunes en la mañana y escribía en las tardes, publicaba los martes, daba talleres los miércoles, los jueves tomaba clases y los viernes hacía la parte de administración. Todo iba muy bien.

Pero llegó el 10 de mayo. El universo se organizó para que justo en este día me diera cuenta de la urgencia de mudarnos a otro departamento. Las cosas se estaban desmoronando. Intenté ponerle parches pero era inevitable: nos teníamos que mudar pronto. Me acuerdo que fui a recoger a la Burbuja al colegio y se me salieron las lágrimas a media calle. Lloré y lloré todo el camino. Me di cuenta que era momento de despedirme de esa etapa. Había que cerrar para poder abrir otra.

Las cosas siguieron desmoronándose. El ciclo estaba cerrándose por completo y yo tenía que permitirlo. Mis amigas de la zona se mudaron, la escuela de la Burbuja cerró… hasta la cuenta de banco tuve que cambiar. Toda la energía de esa época, todos los castillos de arena se derrumbaron y tuve que soltar.

Tengo la sensación de que ya terminé de barrer toda la arena. Las cosas importantes de mi vida siguen en su lugar: esposo, hija y yo. Lo demás se lo llevó el viento.

Ya llegó el momento de construir de nuevo. Hay muchas cosas nuevas que me ilusionan y que espero que cooperen para permitirme vivir mi sueño: vivir, compartir y enseñar mindful eating. Espero que este año la ruta se empiece a formar.

Que el próximo año me permita seguir aprendiendo, crecer y conocerme mejor. Que pueda compartir y transmitir mindful eating con todas las mujeres, mamás y familias que lo necesiten. Que pueda continuar practicando y aprendiendo esta manera de comer, de vivir y de ver el mundo. Que mi presencia, atención y amor estén siempre en el presente, en cada momento, con cada persona y cada ser que encuentre en el camino.

Gracias por leerme. Que este año también traiga todo lo que estás buscando.


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Escrito por Guadalupe Rozada


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