Te presento a tu voz Buena Onda
Esta es la segunda parte del post de las Mala Onda. Si no lo has leído, mejor empieza por ahí. No vaya a ser que la Griticona se ponga loca.
La semana pasada te presenté a las Mala Onda. Esas voces intensas, gritonas y mandonas que me traen como loca todo el día, especialmente los lunes.
Te quise platicar de ellas porque tú también las tienes. ¡Oh sí!
Tal vez tienes una Criticona que critica sin parar, o tal vez tu voz más fuerte es alguna otra. Ahí están y si no te das cuenta, pueden tomar el control de tu vida.
Las voces Mala Onda pueden hacer tu vida miserable porque estás acostumbrada a creer todo lo que te dicen.
Te voy a dar unos ejemplos típicos a ver si alguno te suena familiar:
- La Criticona dice que todo está mal. La casa está tirada, a la comida le faltó sal, tu hijo ya se despeinó, tu ropa está arrugada, te salió una nueva cana, tu pantalón no se te ve como querías. La Critcona sólo ve lo que está mal y te va a distraer de ver todo lo que ESTÁ BIEN.
- La Perfeccionista siempre quiere MÁS y MEJOR. Quiere que compres muebles nuevos, que vuelvas a tener el cuerpo de hace 10 años, que tu hija coma (o se porte) como la vecina, que tu marido te mande flores como antes, que ganes tanto como Fulanita, viajes tanto como Perenganita, hagas tanto ejercicio como Sultanita. La Perfeccionista quiere MÁS, sin importarle si eso que quiere es imposible de tener, o cuánto tendrías que sacrificar para tenerlo; ella sólo quiere más.
- La Sargento te motiva a hacer más. Levántate más temprano, haz más ejercicio, come mejor, baja otro kilo, apúrate, haz más. La Sargento es una gran motivadora pero no sabe cuándo detenerse, así que seguirá correteándote aunque no puedas más.
- La Dudosa te tiene en incertidumbre constante. Cada vez que tomas una decisión te hace dudar. ¿Y si llegas tarde por tomar este camino? ¿Y si tu jefe se enoja por haber mandado este mail? ¿Y si tu hijo se trauma porque lo regañaste? ¿Y si comer esto te engorda? ¿Y si a nadie le gustan tus zapatos? ¿Y si le digo cómo me siento me dejará de querer? ¿Y si…? La Dudosa tiene miedo de CUALQUIER decisión, sin importar si esa decisión es la correcta o no.
Una vez que empiezas a escucharlas sin hacerles tanto caso, te darás cuenta que muchas veces se contradicen. A lo mejor una te dice que te comas esa dona porque te la mereces y otra dice que no te la comas porque lo prometiste. Una dice que te vayas a dormir y la otra dice que tienes que terminar eso antes de irte a dormir. Una dice que te ves pésimo y la otra te regaña por criticarte. ¡Puede ser divertidísimo escucharlas!
La misión de las Mala Onda es mantenerte en la insatisfacción constante. Dirigen tu atención a lo que les parece mal y no te dejan ver quién eres en realidad, todo lo que has logrado, lo que está bien.
¿Y qué puedes hacer con ellas? Aquí te dejo 3 pasos para hacerlas tus amigas.
1.Encuentra a tus Mala Onda. Esta semana, conviértete en una detective de la malaondez. Tienes que estar muy atenta porque a veces son muy rápidas y opinan sin que te des cuenta, o estás muy acostumbrada a creer lo que te dicen. Pon mucha atención a ver si notas algún comentario en la mañana cuando revisas todo lo que hay que hacer en el día, o cuando te ves al espejo, o cuando te da hambre, o cuando te sientas a comer. Una manera muy fácil de notar que ya soltaron su veneno es revisar tu cuerpo y tu estado de ánimo: ¿cómo se siente mi cuerpo? ¿está relajado o tenso? ¿cómo me siento yo? ¿estoy tranquila, agusto, feliz? ¿o estoy nerviosa, antojada, con prisa, enojada, triste?
2. Encuentra tu VOZ BUENA ONDA. De nada sirve que te frustres, te enojes o te critiques por ser criticona. El fuego no se apaga con fuego. Es hora de buscar una voz diferente. Si eres mamá, imagina que estás escuchando a tu hija que tiene calentura y está de malas. Si no, piensa que estás escuchando a una amiga muy querida que ha tenido el peor día de la historia. Cierra los ojos y por un instante imagina la escena. Escucha su queja y nota cómo aparece en ti una sensación de comprensión absoluta, de cariño, de cuidado. No te enojas por lo que estás oyendo porque te das cuenta que tu hija o amiga está sufriendo. Sólo quieres que se sienta mejor. ESA sensación, esa voz de sabiduría y de amor es nuestra salvación. Esa voz es la Buena Onda.
3.Transforma el guión. Al principio puede ser difícil encontrar tu voz Buena Onda cuando las Mala Onda llevan opinando tantos años. Pero con calma y paciencia, la voz Buena Onda se irá volviendo más fuerte entre más la uses.
Mala Onda—¡Parezco una vaca en este vestido! —
Buena Onda—Sé que te preocupas por mí y quieres que me vea bonita, pero no me sirve cuando me hablas así.—
Mala Onda—¿Por qué no puedo dejar de comer/fumar/enojarme? ¡Soy un fracaso! —
Buena Onda—Veo que quieres que sea más feliz, que tenga una vida más sana, que tenga más paciencia. Voy a pensar en un momento de esta semana en que sí lo hice y me voy a felicitar.—
Aquí te dejo más ejemplos de respuestas para que vayas empezando a practicar.
—Esto que pasó me duele y tus palabras me hacen sentir peor. No me quiero sentir peor.
—No pasa nada si hoy se me olvidó revisar mis voces, no soy perfecta y estoy aprendiendo. Mañana volveré a intentar.
—Hoy fue un día difícil y me equivoqué, lo reconozco. Ahora me voy a enfocar en lo que hice bien por mí o por alguien más.
Todas tenemos a las Mala Onda. Pero también todas tenemos a la Buena Onda, aunque rara vez la dejamos opinar. Y como cualquier hábito, es cosa de repetirlo para que se vuelva automático. Así que no te desanimes, pronto se vuelve fácil y se siente de maravilla. Escúchate, escucha a tu cuerpo, encuentra tus voces y pon a trabajar a esa Buena Onda que está ahí tan desocupada.
Y si quieres seguir recibiendo mis artículos directo en tu correo electrónico, no olvides suscribirte a mi boletín. ¡Pura buena onda!
Categorías: Adultos, Autocuidado, Hábitos, Mindfulness, Mujer
Escrito por Guadalupe Rozada
Comments are closed here.